Capítulo I - "Nada" - Episodio IV

IV

C
aminé entre los árboles, de cierta forma protegido por la espesa oscuridad de sus sombras. Sabía que corría el riesgo de estar dando vueltas en círculos, sabía que, de haber alguien buscándome, tal vez terminaba yendo a sus brazos... pero sin embargo era la mejor opción, entre la escacez de alternativas de mi situación.

Tras un largo rato de caminar, ya sintiéndo cómo mis fuerzas se desgastaban, la adrenalina dejó paso a una suerte de estado de ensoñación... consciente de los peligros que podían acecharme, desde el hecho de perderme en un bosque del cual no conocía ni remotamente su extensión hasta el hecho de poder quedar expuesto a algún animal salvaje que me tome desprevenido, seguí vagando igualmente... pensando, más bien, deseando... imaginando el amanecer, el ver la pulsera, tratar de reconocer la zona... Pensamientos utópicos, sin duda, pero yo gustósamente me aferraba a ellos.

Y
así, de pronto, sin darme cuenta del recorrido que podía llevar, casi como dejándome arrastrar por el viento, me di cuenta de que estaba en un lugar al que no había llegado antes... frené en seco, abriendo los ojos por la inesperada sorpresa: estaba delante de una calle asfaltada, vacía pero con aspecto de sólo estarlo momentáneamente. De hecho, un tramo de una ruta, a juzgar por la cantidad de carriles. Me sorprendí de cómo conocimientos anteriores podían aparecer tan facilmente, pero sin embargo otros... eran como ladrillos que faltaban en una pared. Si me ponía a pensar en el hecho de que no sabía ni siquiera en qué país estaba, o en qué año... mejor no; de nada ayudaría sumar boquetes a la pared que sostenía mi cordura.

M
e acerqué a la vera de la ruta, oteando hacia ambos costados en busca de alguna luz que indique la presencia de tráfico, o aunque sea de lejanas luces de ciudad, tanto con temor como esperanza de encontrar respuesta a esas inquietudes... pero nada. Hacia mi derecha se veía una curva en el camino a una distancia no demasiado grande, mientras que para el otro lado el asfalto se perdía en la oscuridad que bañaba el horizonte. Tal vez hubiese algo ahí, pero... imposible saberlo con estas malas condiciones de visibilidad.

Me detuve a pensar durante unos segundos, refugiado en las sombras... esté donde esté, no lograba nada escapando de la situación: eso era seguro. Eventualmente moriría de hambre, o sería atacado or algún animal, o algo... además, no tuve que hacer demasiado esfuerzo para convencerme de que la ansiedad, la falta de respuestas y la ignorancia sobre mi situación iban a terminar por consumirme en poco más. No ganaba nada con quedarme esperando... era lo opuesto a ir corriendo sin tomar recaudos, pero ambas opciones se asemejaban en cuanto a su poca utilidad... y la curiosidad era cada vez más fuerte. Seguir por el bosque no era una buena opción; caminar por la carretera, tampoco: quedaría expuesto a ser visto por cualquier cosa, y como ya expliqué antes, prefería ser yo quien elija con quien interactuar, y con quien no...

S
in embargo, la carretera iba a desembocar en algún lugar eventualmente; sólo me quedaba desear que no fuese lejos... y dada la situación, no perdía nada en intentarlo. Volví a examinar mis dos opciones: lamentablemente veía demasiado poco como para darme una idea de distancias, lo cual comenzó a potenciar la alternativa de acercarme hasta donde el camino daba una fuerte curva... me convendría acercarme allí para, aunque sea, saber si era una opción tan llena de incógnitas como la otra, o si tal vez me podría permitir sumar alguna otra precisión. Viendo en detalle, noté que una densa columna de árboles se extendía paralela a la ruta del otro lado de la misma. Instantes después me encontré cruzando la carretera, dispuesto a caminar entre las protectoras sombras, pudiendo aprovecharlas para examinar la ruta. No podía escuchar ruidos de motores, ni siquiera a lo lejos, pero sin dudas que eventualmente pasaría algún auto... tal vez suene extremista, pero hasta el sólo hecho de ver un auto pasar a toda velocidad a un costado hubiese servido para mejorar mi situación: era saber que no estaba solo, sea eso una buena o mala noticia. Cuando me di cuenta, estaba en medio del asfalto, caminando a paso lento y distraído; pegué un salto y me refugié al otro lado de la autopista, pensando que tanta meditación podía llevarme a eso: ponerme en peligro estúpidamente. Sacudí la cabeza y seguí caminando.





A
l poco rato a lloviznar, garuando con leves gotas que emulaban un fino rocío. Esta zona, también boscosa, tenía un suelo mucho más blando que la que había estado recorriendo antes, del otro lado de la autopista; aquí parecían aparecer baches de fango cada pocos pasos, e incluso en un par de ocasiones sentí que mi pie se hundía en el espeso barro. De hecho el terreno tenía un desnivel en relación a la ruta, tomando una forma casi acanalada, dejándome a unos sesenta u ochenta centímetros menos con respecto al nivel del asfalto. En cierta forma, era una ventaja: sólo tenía que asomar poco más de la mitad del cuerpo y ya podría ver si algún auto pasaba por la autopista, espiándolo a hurtadillas desde la seguridad de mi pseudo-trinchera. Llevaba el oído atento para que, ante cualquier ruido de motor en la lejanía, pudiese camuflarme en el paisaje y espiar, o no sé... de hecho, realmente no sabía qué quería lograr observar, en caso de ver un auto... ¿la patente? ¿Podría reconocer en qué país estaba con ese detalle? ¿El tipo de auto? ¿La zona en la que estaba?... con un escalofrío aparté esa cadena de pensamientos, la cual sólo me hubiese llevado a chocar contra la pared de mi falta de control sobre la situación.

"Sobrepasado", pensé, y seguí caminando, algo agazapado, intentando no perder el equilibrio al pasar entre raíces de árboles, montículos de tierra o pequeños baches lodosos. Me di cuenta de que estaba caminando apresurado, como urgido para llegar a algún lado; en eso, mientras me seguí intentando mantener en trance, ajeno a cualquier pensamiento, ese castillo de hipótesis, tranquilidad y serenidad que estaba pensando se vino abajo: escuché el motor de un auto.

No hay comentarios: